"El territorio antes de construir hay que fundarlo", es como la arquitecta Cazú Zegers observa y proyecta en el lugar.
La primera observación que se aprecia en la obra de la arquitecta, es la cercanía con el lugar, esa sensibilidad, cualidad que la mayoría de los arquitectos ostenta con mayor o menor cantidad para luego expresarla por medio de un papel.
Es aquel primer gesto que nos habla de la importancia que tiene el trazo en la generación en el proceso de diseño y el sistema de trabajo de la arquitectura, alejado de toda tecnología, para concebir una idea.
El dibujo de una montaña, de un borde mar, una piedra, es parte de la concepción de ese primer gesto que determinará una postura, una mirada que contempla y dialoga con paisaje, haciendo de ello, que la obra se funde en el lugar y no deje a esta enajenada del lugar
“El territorio es a América como los monumentos son a Europa”, cita la arquitecta, poniendo en valor que siempre lo que prevalece es el paisaje natural.
Como parte de su obra, Cazú Zegers nos entrega una propuesta para un lenguaje arquitectónico, aquella que habla de lo “leve y precario”, este último no como señal frágil sino al contrario visto como virtuoso. También otorga una guía a su trabajo denominada “plaza rumbo”, que es igual a una cifra del paisaje.
Algunas de sus obras más destacadas son:
Casa Cala, Casa Fuego, Edificio Golf de Manquehue y Open Office, como parte de sus obras de apertura.
Casa Cala
Ocupación en Kawelluco, Galpón Comunitario, Casa del Silencio/Galoft y Casa Taller Cubo, como parte de sus obras de fundación.
Casa Cubo
Casa Haiku, Casa Do, como parte de sus obras en síntesis y para terminar con sus obras en pausa, Iglesia Espíritu Santo, Hotel del Viento y Bodega Principal.
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